El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA) y la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) presentaron el proyecto Nuevas Narrativas para una Transformación Rural en América Latina y el Caribe, que propone una nueva aproximación a la ruralidad con el objetivo de mejorar el diseño de políticas públicas y avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

En un evento celebrado en Ciudad de México el 16 de enero último, el equipo de CEPAL, representado por el director del proyecto, Ramón Padilla, presentó el estudio. Posteriormente, éste fue objeto de discusión en un panel de alto nivel integrado por Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México; Paloma Merodio, Vicepresidenta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía; Rodrigo Jiménez, Coordinador de Planeación y Desarrollo del Consejo Nacional de Población; Julio Berdegué, el especialista en desarrollo rural, y Rossana Polastri, Directora Regional de la División de América Latina y el Caribe del FIDA. El Vicepresidente Adjunto del Departamento de Administración de Programas del FIDA, Donal Brown, dio realce al cierre del evento.
Una de las principales conclusiones del estudio y del evento es que las definiciones oficiales de ruralidad en la región no contemplan las transformaciones económicas, demográficas y medioambientales experimentadas en las últimas décadas en las zonas rurales, ni tampoco las interacciones que se producen entre los ámbitos rurales y urbanos. La nueva aproximación de la ruralidad, por tanto, refleja el carácter diverso y dinámico de los espacios rurales, que se encuentran en continua transformación e interacción con otras áreas.
El estudio, financiado por el FIDA, abarca a cinco países de la región: El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y México, cuyos casos fueron especialmente analizados en el evento. En el país norteamericano se definen oficialmente como rurales las localidades con menos de 2,500 habitantes, mientras que aquellas con una población superior en número se consideran como urbanas.
Para caracterizar mejor la nueva ruralidad, el estudio plantea una serie de metodologías y herramientas de medición que pueden ser utilizadas con la información oficial existente, y que incorporan distintas variables como la distancia a centros urbanos, el acceso a bienes y servicios, los tipos de ocupaciones predominantes y el uso del suelo. 
Uno de los nuevos indicadores propuestos para México es el Índice Relativo de Ruralidad, que supera la visión dual (urbano-rural) para introducir una serie de gradientes o niveles de ruralidad en los territorios. Al hacer una medición por gradientes, también se consigue una aproximación más certera sobre los niveles socioeconómicos o de acceso a servicios de la población, dependiendo del grado de ruralidad del territorio. Tener esta información de manera precisa es clave para el diseño de políticas públicas, permitiendo una mayor focalización y un uso más eficiente de los presupuestos públicos.
Las nuevas narrativas apuestan por lo rural como una vía de desarrollo innovadora, distinta de la visión tradicional que comprende la urbanización y la industrialización. Impulsa, además, un proceso de revalorización de las zonas rurales, ricas en recursos naturales, por su potencial para dar respuesta a los desafíos medioambientales.

ENLACES DE INTERÉS:

+ Informe Nuevas narrativas para una transformación rural en América Latina y el Caribe
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