Conozca a las mujeres rurales que ayudan a las comunidades y los sistemas alimentarios de Paraguay a prosperar - Plataforma de Conocimientos LAC

Conozca a las mujeres rurales que ayudan a las comunidades y los sistemas alimentarios de Paraguay a prosperar

15 Outubro 2021

Hace diez años, en el distrito de Capiíbary de Paraguay, un grupo de mujeres se unió para formar una asociación de vendedoras de mercado. Se llamaron a sí mismas Dos de Oro, compartiendo el nombre con un elemento emblemático del paisaje local: la empinada colina que se puede ver desde casi toda la llanura que ocupa el territorio de Capiíbary. El objetivo de estas mujeres era poner en común sus recursos, recolectar las frutas y verduras que cultivaban y establecer un mercado en Capiíbary. Fue así que nació la Asociación de Feriantes Dos de Oro.

En la década transcurrida desde su creación, las 29 integrantes de la asociación han transformado sus vidas y sus medios de vida.

Nilda Rosa Benítez de Martínez, madre de nueve hijos, recuerda las dificultades que pasaba su familia antes de que naciera la asociación. Solía hacer queso y venderlo de puerta en puerta, o empujar un carro hasta la ciudad para vender sus productos allí. Mientras tanto, su esposo cultivaba mandioca, maíz, frijoles y algodón. La fortuna de la familia dependía principalmente de los precios que les ofrecían.

“Cuando los precios eran buenos, todos estábamos contentos. Pero los productos agrícolas no siempre obtienen un buen precio”, explica.

El departamento de San Pedro, donde se encuentra Capiíbary, tiene una de las tasas de pobreza más altas de Paraguay. Un 37,3% de sus residentes vive por debajo del umbral de pobreza y un 8,3% están clasificados como extremadamente pobres. Si bien la economía de Paraguay depende en gran medida de la producción agrícola de grandes empresas que venden en el mercado internacional carne de res, trigo, maíz y soja, los pequeños agricultores están en gran medida desconectados de la economía país.

A nivel nacional, alrededor de dos tercios de las familias de agricultores son pobres, una situación que se ve agravada por el empobrecimiento de sus medios de vida debido al cambio climático, la deforestación y la degradación del suelo.

El FIDA y el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay colaboran desde hace años para ofrecer a los pequeños agricultores y las familias indígenas medios de vida dignos a través del proyecto Proyecto Paraguay Inclusivo (PPI). Hasta la fecha, casi 7.000 productores de Paraguay han participado en la primera fase del proyecto.

En San Pedro, el proyecto se centra en las asociaciones de base que buscan acceder a los mercados. Ayuda a los miembros de las organizaciones comunitarias a poner en común sus recursos y acceder a capacitación acerca de cómo cultivar de manera sostenible, conservar el suelo y el agua y reducir los desechos.

También se les da acceso a medios de producción y crédito, y aprenden a crear empresas rurales rentables. Gracias a todo ello, los pequeños agricultores que se benefician del proyecto mejoran sus medios de vida y pueden suministrar alimentos diversos y nutritivos a los mercados locales y nacionales.

Nilda Rosa Benítez de Martínez, tesorera de la Asociación 2 de Oro (izquierda), junto a uno de los gallineros construidos con el apoyo de PPI
Nilda Rosa Benítez de Martínez, tesorera de la Asociación 2 de Oro (izquierda), junto a uno de los gallineros construidos con el apoyo de PPI

Habiendo participado ya en proyectos anteriores del Ministerio, Nilda Rosa y sus compañeras de la asociación sabían que PPI les ofrecería la oportunidad perfecta para reinvertir en su negocio. El apoyo del proyecto del permitió acceder a clases sobre contabilidad bancaria y tributaria y estrategias de marketing y presentación de productos. También les ayudó a reunir y organizar la documentación necesaria para operar en el mercado y a construir nuevos gallineros y porquerizas.

Luego, centraron su atención en crear una mejor oferta para los consumidores y llegar a nuevos clientes a través de las redes sociales. Al tiempo que mejoraban sus habilidades comerciales, las integrantes de la asociación negociaron con éxito con el municipio la construcción de un almacén. Ahora también tienen sus propios vehículos.

Hoy, la Asociación de Feriantes Dos de Oro es una verdadera institución en Capiíbary. Los ingresos de cada una de sus integrantes han aumentado en un promedio de 30 dólares estadounidenses en la temporada baja y pueden triplicarse o quintuplicarse durante la temporada alta, entre octubre y diciembre

Lo que comenzó como un pequeño grupo de puestos frente al hospital del distrito ahora es un componente esencial del sistema alimentario local.

Y Dos de Oro tiene planes de seguir creciendo. La asociación acaba de terminar de implementar su plan de microcapitalización, gracias al apoyo de la segunda fase del PPI. Esta iniciativa les ha ayudado a crear planes comerciales para vender sus productos tanto a nivel local como en los mercados nacionales organizados por el Ministerio.

“Nuestro crecimiento ha sido gradual pero constante”, dice Nilda Rosa. “Hemos contado con el apoyo del proyecto para ayudarnos a organizar nuestra documentación y nuestras inversiones inversiones, y familiarizarnos con los trámites bancarios y formales. Eso fue un gran avance que garantiza que podemos seguir creciendo”.

 

Integrantes de Dos de Oro en el mercado del distrito de Capiíbary.
Integrantes de Dos de Oro en el mercado del distrito de Capiíbary.

Como tesorera, Nilda Rosa administra las finanzas, las compras, las ventas y los impuestos de la asociación, además de contratar personal cuando se necesita. Por si todo eso fuera poco, se ocupa de los cuatro niños que todavía viven con ella en casa. Es mucho trabajo, aunque, a juzgar por su sonrisa, Nilda Rosa es capaz de lidiar con todo con alegría y optimismo.


Toda la familia se reúne para prepararse para las visitas al mercado: todos los viernes al mercado del distrito y una vez al mes a Asunción, la capital. “Puedo ganar entre 3 y 4 millones de guaraníes (entre 400 y 500 dólares estadounidenses) al mes con las ventas”, dice. “Anteriormente, nos llevaba todo un año ganar tanto. Ahora, podemos controlar cuánto ganamos con nuestro trabajo”.


Ahora que sus ingresos y los de su familia no dependen de las fluctuaciones de los precios del algodón, Nilda Rosa puede ahorrar. “Puedo incluso separar mis alcancías. En una pongo las monedas y en otra los billetes para comprar cosas importantes. Y me arreglo para llegar a todo”.


Más información sobre la labor del FIDA en Paraguay.