Cambiar la narrativa sobre Haití - Plataforma de Conocimientos LAC
Cambiar la narrativa sobre Haití
4 Março 2022
Texto originalmente publicado en Blog - ifad.org
Por Paolo Silveri, Director de País del FIDA para Haití
En agosto de 2021 un terremoto de magnitud 7,2 causó más de 2.200 muertos y daños por valor de USD 2 000 millones en el sur de Haití. En febrero, Puerto Príncipe, la capital del país, acogió una Conferencia de Donantes en busca de apoyo financiero y político para reconstruir y relanzar la región. A pesar de la magnitud del desastre y de la urgente necesidad de ayuda, el evento pasó casi desapercibido para los medios internacionales, ocupados en informar de crisis que se consideran más importantes. Sin embargo, la ayuda comprometida por los donantes durante el encuentro marcará una sustancial diferencia en la vida de muchos haitianos de aquí a 2025.
A principios del siglo XIX, Haití se convirtió en el primer estado independiente de América Latina y el Caribe. Desde entonces, su historia ha estado marcada por la inestabilidad política y los grandes desastres naturales, lo que le ha convertido en uno de los 13 estados más frágiles del mundo y el único país de bajo desarrollo humano de la región. El aterrador terremoto de enero de 2010 que causó la muerte de más de 300 000 personas es solo uno de los muchos sombríos ejemplos de la alta exposición del país al impacto de los desastres naturales, y de su débil capacidad de prevención y respuesta.
En febrero de 2021 fui nombrado Director de País del FIDA para Haití en un momento particularmente turbulento en la historia de la nación. El asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021 profundizó la crisis política del país, para la cual los haitianos aún buscan una salida. Apenas unas semanas después, un violento terremoto sacudió este asediado país.
Después, una serie de tormentas tropicales —cuya furia y frecuencia es cada vez mayor debido al cambio climático—deterioró aún más la frágil situación económica, política y de seguridad, lo que ha provocado cortes en el suministro de combustible y exacerbado las protestas ciudadanas.
En estos primeros meses como Director de País con base en Puerto Príncipe, a menudo me he preguntado: “¿Cómo puede el FIDA contribuir al esfuerzo colectivo para, a corto plazo, aliviar el sufrimiento de los haitianos y, al mismo tiempo, ofrecer soluciones para el desarrollo a largo plazo de la población rural y medios de vida para los jóvenes?”.
Durante 45 años, el FIDA ha trabajado para reducir la pobreza y mejorar la resiliencia ante el cambio climático de las comunidades rurales de Haití. En 2022, seis proyectos —algunos ya en curso y algunos nuevos— ayudarán a lograr estos objetivos:
- El PITAG, un programa desarrollado conjuntamente con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria, está mejorando la productividad agrícola y la seguridad alimentaria a través de inversiones en tecnología, desarrollo de capacidades e investigación para la adaptación al cambio climático.
- El proyecto PURRACO ayuda a los agricultores a aumentar la producción de alimentos básicos en los tres departamentos haitianos más afectados por la inseguridad alimentaria.
- El programa AGRIDigitalización proporciona a 22 organizaciones de pequeños agricultores y pescadores artesanales herramientas de comunicación y transacciones financieras digitales para aumentar su acceso a mercados, servicios e insumos agrícolas.
- El proyecto Innovatech fortalecerá y consolidará el acceso a servicios tecnológicos, financieros y no financieros de 32 organizaciones de pequeños agricultores.
- El proyecto Economía Azul Inclusiva (I-BE) tiene como objetivo reducir la pobreza y fortalecer la resiliencia climática de 40 000 personas que viven en comunidades rurales costeras en el norte y noreste de Haití.
- El Proyecto para el Fortalecimiento de la Resiliencia de Agricultores Vulnerables en el Departamento Sur, una inversión conjunta con la FAO y el Fondo Verde para el Clima, tiene como objetivo fortalecer la resiliencia climática de los sistemas y las cadenas de valor agrícolas más importantes.
Trabajando siempre mano a mano con las autoridades haitianas, los esfuerzos del FIDA están posibilitando nuevas inversiones en desarrollo terrestre y marino. En un contexto que prioriza la ayuda humanitaria, nuestro trabajo se centra en la puesta en marcha de iniciativas económicas inclusivas, resilientes e innovadoras que buscan el desarrollo sostenible a largo plazo.
Con demasiada frecuencia, Haití es descrito como un país sin esperanza y, dados los enormes desafíos que afrontan en su vida diaria, muchos haitianos se muestran de acuerdo con esta descripción. Tenemos que cambiar esta percepción. Necesitamos concentrarnos en crear oportunidades económicas y sociales en las zonas rurales para que los jóvenes haitianos no se sientan obligados a migrar para tener un futuro y para que los que ya se fueron tengan una razón para regresar.
Cambios como estos no suceden de la noche a la mañana, por supuesto. Requieren trabajo duro y persistencia. Pero no faltan los signos positivos. Para empezar, la Conferencia de Donantes logró movilizar USD 600 millones para apoyar a Haití, a pesar de las múltiples demandas de ayuda humanitaria y al desarrollo y la creciente “fatiga de los donantes”.
El FIDA ha sido y seguirá siendo un contribuyente activo a este esfuerzo conjunto, pues esa es la razón por la que el estamos en Haití: para trabajar incansablemente junto con nuestros socios creando oportunidades para un desarrollo rural resiliente e inclusivo.
No cejaremos en ese empeño hasta que la transformación de las zonas rurales de Haití se haga visible y el mundo y, sobre todo, los propios haitianos, contemplen el país y su destino de una forma diferente. No dejaremos de trabajar hasta que Haití deje de ser percibido como un país envuelto en tinieblas y pase a ser finalmente visto a la luz de la esperanza.