Uruguay: el Programa de Microcrédito Rural, creado a través de un proyecto financiado por el FIDA, sigue sirviendo a los pequeños agricultores casi 20 años después - Plataforma de Conocimientos LAC

Uruguay: el Programa de Microcrédito Rural, creado a través de un proyecto financiado por el FIDA, sigue sirviendo a los pequeños agricultores casi 20 años después

3 noviembre 2022


Cuando se diseña una intervención de desarrollo rural, su sostenibilidad y posibilidades de ampliación son siempre grandes interrogantes. También son los objetivos más difíciles de alcanzar. En Uruguay, , el Programa de Microcrédito Rural fue creado en 2004 como un componente del Proyecto Uruguay Rural, financiado por el FIDA.  Un proyecto posterior también financiado por el FIDA, el Proyecto Piloto de Inclusión Rural (PPIR), tomó el relevo, pero la expansión del programa llevó al Ministerio de Agricultura a asumirlo directamente. Hoy, casi 20 años después, el Programa de Microcrédito Rural sigue sirviendo a los pequeños agricultores de Uruguay, un país donde el FIDA no tiene operaciones activas desde 2019.

En estas casi dos décadas, los objetivos del programa no han cambiado:

• Satisfacer las necesidades financieras a corto plazo de la población rural que no tiene acceso al crédito formal.
• Fomentar organizaciones rurales capaces de tomar decisiones sobre el uso de fondos basadas en la confianza, el conocimiento y el control social.
• Generar fondos a nivel local que cubran las necesidades básicas de consumo y producción de las comunidades rurales.

El Programa de Microcrédito Rural trabaja actualmente en 148 comunidades de las zonas rurales más pobres y aisladas de Uruguay. Cada comunidad tiene su propio Comité Local de Crédito (CCL), el cual toma decisiones sobre las personas, familias u organizaciones que deben beneficiarse de los fondos disponibles.


 

Estas decisiones se basan en el conocimiento de los miembros de la comunidad sobre el comportamiento de sus vecinos solicitantes de préstamos, el cumplimiento (o no) de obligaciones pasadas y su capacidad de pago.

Estos comités están conformados actualmente por 807 personas (60,8% mujeres) que realizan un trabajo voluntario por el bien común de las comunidades en las que viven. FUNDASOL, un proveedor local de microfinanzas, administra el programa y facilita el trabajo de los comités; y la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura supervisa toda la operación.

El Programa de Microcrédito Rural está dirigido a agricultores familiares, asalariados rurales y habitantes de localidades de menos de 5.000 habitantes. Comprende tres líneas de crédito que atienden las necesidades de producción, consumo básico y mejoramiento del hogar. Las solicitudes, entregas y devoluciones del crédito se hacen localmente, lo que evita el desplazamiento de los beneficiarios.


 

Al 30 de junio de 2022, la cartera del Programa de Microcrédito Rural contaba con 2.723 créditos activos por un monto de UYU 47,8 millones (equivalentes a alrededor de US$ 1,2 millones). Un asombroso 99,34% de los pagos de reembolso estaban al día o experimentaban menos de 30 días de atraso 2022, El monto total desembolsado por el Programa de Microcrédito Rural entre marzo de 2004 y junio de superó los UYU 1.000 millones (US$ 36,2 millones).

Esta inversión, dividida en 53.495 préstamos, ha beneficiado a 15.519 personas (51,36% mujeres y 48,64% hombres). Un notable 68% de los usuarios del programa se han beneficiado al menos dos veces, lo cual confirma í lo útil que les han resultado estos créditos a sus beneficiarios.

El programa se basa en el control y la confianza social y permite que las personas que no obtendrían préstamos comerciales obtengan el dinero que necesitan para pequeñas inversiones productivas o para cubrir las necesidades básicas durante momentos difíciles. La única garantía de los créditos es la palabra de los beneficiarios y el aval de sus vecinos.

Esto podría parecer arriesgado en principio, pero durante ya muchas décadas los planes de microcrédito han demostrado una y otra vez su eficacia y eficiencia en la financiación de iniciativas de desarrollo rural en el Sur Global. El caso de Uruguay es solo una pieza más de un sólido armazón de desarrollo comunitario.