Tras perder su empleo en una institución financiera colombiana en la que había trabajado como empleado durante cinco años, nadie imaginaba ver a Sergio crear su propio emprendimiento de educación financiera con el apoyo económico de sus antiguos empleadores. Sin embargo, las circunstancias quisieron que ellos lo volvieran a llamar para dictar unos talleres de capacitación en educación financiera destinados a madres cabeza de familia. Este trabajo, hecho con dedicación a pesar de su carácter voluntario, le fue abriendo puertas a la posibilidad de volverse emprendedor de un programa de educación financiera rural, hoy llamado Libertat, ganador del Premio a la Innovación Juvenil Rural en la categoría Inclusión financiera.   

Sergio entregando un diploma de capacitación a una de las participantes de la Asociación de Mujeres de Quibdó (AsoMuQuib) en Quibdó, Colombia, en 2019
 

Cuando llegó a dictar sus primeros talleres fuera de Bogotá, en Urabá, Departamento de Antioquia, era la primera vez que se encontraba inmerso en un lugar históricamente marcado por la guerrilla y grupos paramilitares. Ahí, se juntaban en un mismo espacio víctimas y victimarios para escucharlo hablar de finanzas en una búsqueda común de reconstrucción del territorio. El taller fue muy exitoso y Sergio siguió desarrollando su concepto, cuyo lema lo dice todo: “No importa el nivel académico que tenga una persona, no importa su nivel de ingresos y tampoco su nivel de acceso a tecnologías, todos podemos tener unas muy buenas finanzas personales y comenzar el camino a la independencia financiera”, explicó Sergio. 

En este camino, Sergio va acompañado de Raúl, un amigo del colegio. Profesor de emprendimiento y finanzas, hoy lo está apoyando en la parte docente y tecnológica.  Desde su primera intervención, Raúl se dio cuenta del potencial de Libertat: en un taller de aprendizaje sobre cálculos de presupuestos, conoció a Don José quien ganaba un salario muy decente y tenía en su casa un enorme televisor de última tecnología… pero piso de tierra. “No es que la gente no tenga recursos, lo que pasa es que tiene una mala administración de ellos. Entonces nuestra metodología y nuestro propósito, como tal, es lograr que estas personas hagan un buen uso de los recursos para tener una mejor calidad de vida,” dijo Raúl.

Otra anécdota que nos contó Sergio y que hoy le sirve hasta de modelo durante sus talleres, es la historia de Don Pedro, un conductor de mototaxi de Chigorodó quien lo acompañó un día a dictar una clase en el mismo departamento de Antioquia. Don Pedro solía comprarse diariamente un refresco “bien baratico” en $2,500 pesos colombianos, equivalente a $0,70 dólares. Si la compra diaria del refresco parece poca cosa, al contemplar su gasto mensual y anual, Sergio ayudó a Don Pedro a realizar que con el ahorro de la mitad – es decir, siguiendo comprando su refresco, pero solamente una vez cada dos días – al final del año Don Pedro tendría el dinero suficiente como para comprarse un cerdito y generar otra fuente de ingresos.  

Las historias como ésta se están multiplicando al igual que los encuentros de Sergio y Raúl con la gente en el campo. Esto le da a la educación financiera una dimensión incluyente que le hacía falta. Regresando al inicio de la creación de Libertat y más particularmente a la historia de Sergio, cuando perdió su empleo en 2018, cabe mencionar que su puesto había sido sustituido por un sistema de inteligencia artificial que ejecuta actualmente sus antiguas tareas. Hoy, las nuevas responsabilidades de Sergio revisten una dimensión humana tal que no podrían ser ejecutadas por un robot.  La tecnología sirve a cambio para que la educación financiera de Libertat llegue a todos los rincones de Colombia. Siempre con el objetivo único de servir a la gente del campo y de enseñarle a ahorrar para invertir. 

Con este mismo propósito, hoy Libertat busca también extender sus servicios a radios comunitarias, con podcasts y modalidades de programas vía WhatsApp. Esto, con la intención de medir el índice de bienestar financiero de las empresas familiares, proyectos e iniciativas que han seguido su formación en base a tres indicadores: Continuidad en la asistencia a los programas, Transferencia de conocimientos y Creación de hábitos, como por ejemplo hábitos de registro de ingresos y de gastos. 

Entrega de diplomas de capacitación a un grupo extenso de jóvenes rurales cerca a Yopal, Colombia, en 2019

Más allá de las herramientas tecnológicas usadas, Libertat ofrece así un acompañamiento personalizado que ninguna inteligencia artificial jamás podrá sustituir y que hace toda la diferencia. Además de convertir a las finanzas en un tema muy humano, está teniendo un impacto positivo en el campo colombiano. La tecnología, al igual que las herramientas financieras, son un medio. El fin tiene que seguir siendo el bienestar de los pequeños productores que forman el pilar económico y de la salud financiera de nuestras regiones y países.  

Para saber más acerca de Libertat acceda su sitio web o página de LinkedIn.

El Premio a la Innovación Juvenil Rural en América Latina y el Caribe (LAC) es una de las primeras iniciativas del Centro de Conocimiento y Cooperación Sur-Sur del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas y es cofinanciado por el Mecanismo de cooperación Sur-Sur y cooperación triangular entre China y el FIDA. El Premio busca identificar, premiar y difundir iniciativas innovadoras y sostenibles realizadas por jóvenes de países de América Latina y el Caribe.