Mujeres que corren con las llamas - Plataforma de Conocimientos LAC
Mujeres que corren con las llamas
Las mujeres de 34 familias se han visto fortalecidas con el programa ProCamélidos, apoyado por el FIDA
22 octubre 2021
Miles de familias en Bolivia, particularmente en el Altiplano, generan su sustento económico a partir de una práctica ancestral: la cría de camélidos. Las llamas, alpacas y vicuñas son parte fundamental de los ecosistemas andinos, ya que aportan el abono para la siembra de tubérculos y quinua, fibra para los tejidos festivos y cotidianos y, por supuesto, su carne de alto valor nutritivo.
Gracias al programa ProCamélidos, apoyado por el FIDA en Bolivia e implementado por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, se están mejorando procesos relacionados con esta práctica.
La cría de camélidos se ha convertido en una opción atractiva para generar oportunidades de empleo en el ámbito rural, especialmente para las mujeres. Esto ha permitido crear y fortalecer liderazgos que están cambiado las relaciones de género. El caso de Andrea Choque Paco, de la comunidad de Chaquilla en Potosí, es un ejemplo de esos nuevos liderazgos.
Andrea tiene cerca de 40 años, es madre de un hijo y es la menor de 18 hermanos. Como mujer tuvo que ser muy determinada para lograr sus objetivos, porque las oportunidades no eran equitativas. “Yo sólo pude completar hasta sexto de primaria. Cuando pedí seguir estudiando, mi papá me dijo que no. Las mujeres eran para la casa y sólo los hombres tenían que estudiar”.
Como ella, sus hermanas cursaron solo hasta sexto grado o, en algunos casos, incluso grados inferiores. Todas parecían destinadas a repetir destinos muy duros que presenciaron en su propio hogar.
“Mi mamá siempre estaba embarazada cuando éramos pequeños. Ella estaba sola, nadie la apoyaba y mi papá trabajaba muy poco y cuando llegaba le reclamaba y nunca estaba conforme con lo que ella hacía en la casa ¿Y cómo iba a hacer más, si siempre que intentaba un hermano estaba llorando o había que atender a otro, explica Andrea.
Como muchas mujeres de las zonas rurales, ella migró a la ciudad de Santa Cruz e incluso a Chile en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, su vida tomó un giro cuando su padre la llamó y le pidió ser su heredera.
Aunque generalmente este rol es asumido por hijos varones, Andrea no dudó en volver a casa. “Aquí, cuando uno se convierte en heredero debe encargarse de seguir los usos y costumbres, y yo estoy haciendo eso en la estancia y con los bienes de mi papá. “Yo no creo que sea mejor vivir en la ciudad, donde nos discriminan o maltratan. Para mí es mejor vivir en el campo”.
Fue entonces que Andrea empezó a cambiar paradigmas en su lugar de origen, demostrando que las mujeres son fuertes y pueden lograr lo que se propongan.
“Yo soy sola, pero nunca he necesitado de un hombre que me ayude. Yo sola hice los adobes para mi cerca y mi casa. Yo he demostrado que puedo hacer tareas de hombres o de mujeres por igual”.
Andrea ha llegado a ser autoridad de su comunidad y es parte del comité que trabaja, con el apoyo del proyecto ProCamélidos, en la mejora genética de los animales.
“Cuando nos aprobaron la ayuda en Pro Camélidos, un grupo de mujeres de la comunidad viajamos con una delegación de técnicos del proyecto para recoger las primeras llamas. Caminamos por las montañas durante varios día. A veces pasábamos sin cenar o sin comer, pero convencidas de que era lo mejor para mejorar nuestras condiciones”, cuenta Andrea.
Al día de hoy, a través de estos viajes, han llegado más de un centenar de llamas a la comunidad.
Como Andrea, las mujeres de 34 familias se han visto fortalecidas con la llegada del programa ProCamélidos. Chaquilla es una comunidad conformada en su mayoría por viudas o madres que crían a sus hijos solas. En muchos casos, sus maridos han migrado a centros urbanos para trabajar como albañiles o en otros oficios y ellas se han quedado a cargo de la casa y el ganado.
“Para mí, todas las penas tienen su recompensa, porque vemos cómo estas llamas están mejorando nuestra raza criolla. Gracias a ellas, podremos sacar más carne y lana y así podremos sustentarnos mejor” comenta Andrea, que cree firmemente que crear mejores oportunidades para la obtención de ingresos en el campo es garantizar una mejor vida para ella, sus compañeras y sus familias.
“En ningún otro sitio vamos a vivir como en nuestra comunidad, porque aquí sembramos, cultivamos, comemos. Es esforzado, pero no dependemos de nadie”, añade.
Gracias al programa, la comunidad pudo contar con una evidente mejora en sus ingresos. En lo que se refiere al aprovechamiento de la carne, por animal ganaban hasta 800 bolivianos. Sin embargo, ahora que las llamas son más grandes y cuentan con más peso, pueden ganar entre 1 200 y 1 300 bolivianos.
Contar con mejor ganado les ha abierto la puerta a nuevas ferias. Andrea ha visitado muchas de ellas, tanto a nivel departamental como nacional, con sus llamas, interactuando con productores rurales de otros departamentos. Estas oportunidades la motivan a continuar liderando su comunidad.
Pro Camélidos ha beneficiado hasta el momento a 3 850 familias en el altiplano boliviano, apoyando propuestas comunales y planes de negocio para la generación de productos con valor agregado a partir de la fibra y carne de llama. Ello se ha conseguido gracias a una inversión en la mejora de las prácticas de cría, invirtiendo no solo en la mejora de la raza de los animales, sino en elementos como cercas y bebederos que mejoran su manejo.
Se espera que, al momento de finalización del programa, el proyecto haya beneficiado a un total de casi 64.000 familias.