Aroma a café y reivindicación - Plataforma de Conocimientos LAC
Aroma a café y reivindicación
Historia de vida – Grupo Flor de Café (Mujeres Lencas), proyecto del FIDA que apoya el emprendimiento: INNOVA AF
24 septiembre 2021
Desde la comunidad Arenales del municipio de Chinacla en Honduras, una asociación cafetalera está cambiando paradigmas locales y dando a las mujeres un papel protagonista. El grupo Flor de Café ha consolidado una alianza que les ha brindado la oportunidad de mejorar sus ingresos y tener un rol más activo dentro de su comunidad.
Está compuesto por 18 socias pertenecientes al pueblo indígena Lenca, uno de los siete pueblos indígenas de Honduras. Este pueblo pre hispánico guarda una estrecha relación de respeto con la Madre Tierra y conserva su identidad cultural, resistiendo al paso del tiempo y la globalización. En Honduras (los territorios lenca también ocupan parte de El Salvador) se encuentran ubicados principalmente en los departamentos de Intibucá, La Paz, Lempira y el sur de Santa Bárbara.
Iniciativas como el grupo Flor de Café requieren de liderazgos sólidos como el de Aida Aguilar. Con 64 años y una gran energía, esta madre soltera de 10 hijos enfrenta los retos personales y de la asociación con la misma valentía y coraje. Es secretaria de la Junta Regional de La Paz CREDIPAZ y socia fundadora de Red COMAL.
La Red COMAL (Red de Comercialización Comunitaria Alternativa) agrupa a 62 asociaciones de productores y productoras, promueve la producción local y el acceso a mercados justos para productores en Honduras. Es el socio local del proyecto INNOVA AF, que, financiado por el FIDA, apoya a asociaciones de productores en 8 países de la región: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México y República Dominicana.
Ejecutado a través del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), INNOVA AF tiene como principal objetivo fortalecer las capacidades de familias campesinas en territorios semi-áridos y sistemas de montaña con baja resiliencia ante los impactos del cambio climático.
Gracias a la intervención del proyecto y sus capacitaciones técnicas, la Asociación Flor de Café ha comenzado a aplicar prácticas agroecológicas y usar tecnologías de adaptación al cambio climático. Su producción la distribuyen a la Asociación de Pequeños Productores de Cafés Especiales APROCAE, quienes exportan su café al mercado internacional.
“El aprendizaje es lo mejor que nos han dejado. Nos han enseñado cómo cuidar el suelo con abono orgánico para que entre más años pasen, la tierra tenga más nutrientes”, comenta Aida que ha comenzado a implementar estos conocimientos en sus parcelas.
“Con este proyecto he aplicado sistema de micro riego, tanque y filtro de reutilización de aguas grises (…) y se nos ha capacitado en la preparación del suelo para la siembra, cómo combatir las plagas que afectan el crecimiento de los cultivos, y usar una diversidad de plantas aromáticas y medicinales para y potenciar la preparación de medicinas naturales”, añade.
Estas prácticas han generado que los productos de Flor de Café sean más valorados en el mercado y las asociadas cuenten con mejores precios de venta. Además, desde el enfoque de la seguridad alimentaria el aporte ha sido fundamental, ya que, al consumir productos cultivados con prácticas más saludables y sostenibles, sus dietas se han enriquecido nutricionalmente y se han convertido en un aporte significativo a la mejora de la salud de las mujeres del grupo y la de sus familias.
Sin temores y con machete en mano, Aida Aguilar trabaja en su finca junto a su familia. Su producción se ha diversificado y ahora, además de café, produce hortalizas, naranjas y plantas medicinales. Ella, al igual que sus socias, lleva a cabo con la misma eficiencia las tareas domésticas y las tareas del campo, que antes eran consideradas solo para hombres.
Aida aprecia la importancia que el proyecto dio a las voces de las mujeres de su comunidad. Recuerda que antes solamente los hombres estaban a cargo de directivas y solo ellos podían tomar las decisiones. Pero este escenario cada vez es menos frecuente, ya que la presencia de las mujeres en instancias como los comités de agua y organizaciones comunitarias va creciendo.
Le estamos dando vida al valor de la mujer. Es un proceso complicado, pero que llevamos adelante con entusiasmo”, comenta orgullosa.